Carnaval toda la vida

De Purmamarca rumbeamos para Tilcara. Obviamente un lugar hermoso, donde en realidad mucho no recorrimos ni conocimos. Ahí nos enteramos que había un desentierro del diablillo en un pueblo cerquita que se llamaba La Banda (para los que no lo saben, asi se empieza el carnaval aca en el norte, se desentierra el diablo y desde ahí VALE TODO). Llegamos de dia y nos encontramos con una especie de ritual indio alrededor de una especie de árbol raro al que todos le tiraban sus bebidas alcohólicas, se las ofrendaban a la pacha. Esto era en el medio de la montaña, y había una banda. Empezó a oscurecer, empezó a sonar la banda, empezamos a movernos un poquito, empezaron a girar los vinos, siguieron girando las chichas, bajó la comparsa de la montaña y de repente nos topamos con una fiesta TERRIBLE. Diversión extrema. Bailábamos, saltábamos, jugábamos con los nenitos de ahí que no paraban de tirar espuma y talco. Saque varias fotos hasta que se me hizo mierda la cámara entre tanta harina y talco girando. Después nos enteramos que a Iaia le afanaron un estuche de la cartera donde tenía los documentos, plata y mis anteojos. Lo pasado pisado. La pasamos barbaro.

Pegamos dedo hasta Humahuaca y conseguimos alojarnos en la casa de un obrero del pueblo que se llama Juan, y aunque no se le entendía nada cuando hablaba era divino. En Humahuaca todavía no había empezado el Carnaval así que llegamos para “la previa” que fue mucho mas linda, en mi opinión, que el carnaval. Esta previa eran recitales de folclore en la plaza. Recitales donde a uno se le paraba el corazón de ver como está latente en el norte la música nuestra. Emocionante como tocan, emocionante como cantan y especialmente emocionante como bailan, con una sonrisa de punta a punta y una destreza tremenda.

Otro día que no me olvido mas en Humahuca fue el día que conocimos a Eric y a Nani, dos hermanitos jujeños que debían tener entre 6 y 8 años y vivían cerca del pueblo pero estaban todo el dia en la montaña, donde los encontramos. Bueno, donde ellos nos encontraron a nosotros. Aparecieron a los gritos gritando que corramos que venían los españoles, así que automáticamente Ari, Lucas, Facu, Agus y yo empezamos a escapar y escapar y así nos quedamos jugando en la montaña con ellos HORAS, como lucas le rompió la pistolita a uno tuvimos que ir a comprarles otras al pueblo que les encantaron. ZARPADO como conocían el lugar y lo inteligentísimos y bichos que eran, además re cariñosos, fue todo barbaro.

Parte del grupo no tenía tantos días como otros para recorrer y querían asegurarse de conocer Bolivia, asi que tristemente partieron Anto, Nico, Ani y Yami, y unos días mas tardes Clari (pero de regreso).

El carnaval en humahuaca, un descontrol. Nos cagamos de risa pero en un momento no dabamaos mas. Era el momento de escapar a Iruya. Antes de que nos vallamos apareció Caro, un pequeño ser de rastas que claramente compartía las mismas cosas que nosotros, y con la que sabíamos que nos íbamos a llevar bien, asi que la sumamos al Iruya Tour.

Iruya

TODO el mundo me había recomendado conocer este lugar, por lo que estaba obligado a ir, pero tenía miedo de que el famoso efecto expectativa me arruine el goce. A los 10 miunutos de camino mire por la ventanilla y me tope con uno de los paisajes mas imponentes que ví, era imposible que el efecto expectativa funcione en ese lugar INCREEEIIIBLEEE. Llegamos al pueblo como a las 9 de la noche y mi cabeza no paraba de decir “quedate a vivir aca hermano”, un pueblo en el medio medio de la montaña con burros caminando por la calle, montañas que daban miedo, calles de piedra y un rio. Nos quedamos como 5 dias hasta que de golpe Lucas flasheó volverse y así lo hizo (prometiendo alcanzarnos mas avanzado el año). Iaia tuvo que regresar también pero por cuestiones laborales y Jose, Flor y Lau quisieron encarar para Abra Pampa. Lo hicieron, y lo hicieron seguidas por Facu y Caro. Quedábamos Ari, Agus y yo. Nos levantamos tempranito, compramos una tira de pan y dulce de batata, hicimos unos mates y después partimos para un pueblito mas chico que Iruya que se llama San Isidro, al que se llega solamente caminando 3 horas por la montaña. No tengo palabras para describir este lugar, simplemente recomiendo a todo el mundo ir, y más todavía recomiendo que vallan a lo de Pablo Tacacho. Pablo es el dueño de un restorancito que apenas nos vio llegar con guitarras nos dijo que vallamos a la noche a hacer una zapadita. Ahí nomas le preguntamos por algún lugar donde poder acampar gratis y contesto “Si, en casa, vengan”. El jardín de pablo era como un balcón natural que daba a la montaña y al rio. Ahí hicimos la carpa donde nos quedamos 3 dias atónitos. Los ayudábamos a cocinar y nos regalaba bombas de papa asi que era puro puro disfrute. Ari tenia que volverse para Bs.As y también prometiendo alcanzarnos mas adelante se fue, nosotros hicimos iruya-humahuaca-la quiaca. En la Quiaca alcanzamos a facu, caro, jose, lau y flor y rumbeamos para Yavi.

Yavi, pequeño pueblo, muy lindo, con rio. En Yavi pasamos los días con 3 integrantes mas, típicamente en estos viajes hay gente que uno se cruza en todos los pueblos. De un gran grupo y muy divertido con el que ya nos habiamos juntado a joder en humahuca llegaron a yavi el bébe (acordeonista), Lu (vive a 3 cuadras de la casa de mis abuelos Yiyi y Tina) y Emi (me acabo de enterar que ya nos conocimos de chicos porque era la mejor amiga de mi prima Delfi), lu y emi se conocen del colegio, el Agustiniano (el colegio al que iba mi viejo de chico). Ahí estuvimos 5 dias mas y lamentablemente lau, floy y jose tuvieron que partir, el bebe también. Los que quedamos encaramos para Bolivia y aca estamos, en Tupiza esperando juntar mas anécdotas.