En cuanto el hostel, uff, peor todavía. Esta hecho sobre un casco histórico
de Cusco…al pedo. Parece una embajada de otro país, adentro del hostel, se
habla inglés, he escuchado a dos peruanos hablando en ingles entre si (¿Por qué?).
Organizan partys, donde todos los gringos se “alocan” al mejor estilo Wild-on,
escuchando 50 cent, Akon, y jugando al beer-pong, nosotros, los sudacas,
tenemos que preguntarles como jugar para no sentirnos “afuera”, y lo peor de
todo es que cada actividad es organizada por los dueños peruanos. No hay una
sola bandera de Peru dentro del edificio, las comidas son BBQ, Chiken Sandwich,
etc, etc, etc.
Orgullo siento cuando empiezo a hablar con algún gringo y le digo de
donde pertenezco, para que me digan “estuve en argentina che boludoo”, “aguante
el asado boluoo” y demás. Pobres peruanos, cuando escucharán a un extranjero
diciendo “mira que lindos cueros, pe weon”, probablemente cuando visiten una
ciudad que no sea Cusco.
Y esto es, probablemente, lo que me enamoró de Bolivia. Cuando uno conoce
Bolivia, conoce, nada mas y nada menos, que Bolivia. De repente uno se
encuentra en un país distinto al resto, dándole a uno la oportunidad de
APRENDER, de TRATAR DE ENTENDER, de ADAPTARSE y de CRECER. La primera semana,
uno no sabe que comer: “Sajta de pollo”, “Picante de res”, “Salchipapa”, “Ahogadito”,
“Api”, “Salteñitas” y la lista sigue. A la semana y media uno ya está bien ducho,
sabe lo que es rico y lo que no, sabe que a la señora que vende comida en la
calle se le llama “mamita” o “caserita”, que al cambio se le dice “sencillito” y
el que no hable inglés aprende a decir “hola”, “gracias” , “cuanto sale”, etc. La
gente en la calle viste ropa tradicional, biennn boliviana. Yo, personalmente,
olvide casi todas la canciones que sabía en inglés, porque de nada servía
tocarlas en público, las monedas aparecían cuando la gente cuando escuchaba
canciones de Pappo, del flaco, zambas, chacareras y más que nada canciones de
Leon. Los bolivianos aman la música que los defiende, que les aporta algo. Los peruanos
probablemente también, pero Cusco apunta a otra cosa.
Bueno, esta es, probablemente, la mancha que tiene Cusco dentro de toda
su perfección y su hermosura, ojalá algún día los mismos peruanos se den cuenta
y empiecen a cambiarlo, aunque lamentablemente, considero más factible, y más
triste, que con el pasar de los años Bolivia se “acusque”, en vez de que suceda
al revés (toco madera).
Simple opinión, tomarla o dejarla, aguante Sudamérica y todo lo que
tenemos para dar, para prestar, no para vender.
Adioss.
BenJAmín (no bénshamin please).